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Recortes

La comunicación interpersonal

* Francisco Bobadilla Rodríguez

La comunicación entre los seres humanos tiene una serie de manifestaciones y modos. Quiero fijarme en uno de estos modos, a propósito de unas ideas de Gabriel Marcel (El misterio del ser, en Obras selectas, Madrid, BAC, 2002).

Se trata de la comunicación interpersonal, allí donde comparecen no un simple emisor y receptor anónimos, sino dos personas que se comunican manifestando el misterio de su ser. Estoy refiriéndome a aquellos encuentros sencillos como compartir tareas con colegas en el trabajo, un rato de esparcimiento en un parque o una conversación agradable en la cafetería en donde los amigos manifiestan la prosa diaria de su vida.
Dice Marcel: Podemos, por ejemplo, tener la sensación de que alguien que se encuentra en la misma habitación, muy cerca de nosotros, alguien a quien vemos, oímos y podemos tocar, no está presente, sino que se encuentra infinitamente más lejos de nosotros que un ser amado que está a cientos de kilómetros.

Los supuestos que encajan en esta observación de Marcel son muy variados. Por ejemplo, aquella reunión social a la que asistimos y en la que el ambiente multitudinario impide un contacto personal.

Lo mismo puede ocurrir en el trabajo, en el que nuestro contacto con los colegas se reduce a frases rutinarias y encuentros puramente funcionales.Según Marcel, y pienso que lo dice con justeza, en estas reuniones hay cercanía de unos y otros, pero no hay presencia. No obstante las risas y los gritos de entusiasmo, muchos de los allí presentes pueden estar muy lejos unos de otros. Hay comunicación entre ellos, pero lo cierto es que no hay comunión.

De allí que la comunicación interpersonal, con ser la más profundamente humana, no está asegurada ni entre amigos ni entre esposos, por poner los casos más paradigmáticos.Los amigos no solo se cuentan cosas porque entre ellos hay mucha confianza, sino porque ese es un modo de permanecer siempre transparentes el uno con el otro.

Estos diálogos no solo dicen cosas, sino que airean el alma: en ellos nos mostramos. Cuando nos volvemos opacos, aparecen los malentendidos o surgen nudos en nuestras almas que no sabemos ni podemos desatar, las palabras ya no generan comunión.

Si la comunión se obstruye, el diálogo ya no hace crecer. En lugar de generar remansos de serenidad y alegría, se forman charcos de agua estancada que envenenan el alma.Un diálogo así es diálogo de sordos y produce heridas que dañan la relación. El peligro es que, si no se hace un esfuerzo serio por desatar el nudo, el nosotros acabará por perderse no en el mar de la indiferencia, sino en el del resentimiento.

Por eso, encontrar al otro en su tinta o volver a descubrirlo es una tarea ardua pero necesaria cuando se quiere llegar hasta la comunión en la comunicación. Descubrir al otro en su mejor expresión, tocar su yo más profundo requiere de un espíritu agudo que sepa ver no solo las manifestaciones de la vida, sino el ser de donde brota esa vida, aun cuando para llegar allí deba ir detrás de ti, detrás de mí, al otro lado de todo.

Desde los pins a la siesta

Encontré en una las listas de correo en las que participo (Cosas del idioma) este interesante texto que una madrileña llamada Ana María envió a Radio Nacional de España con el pedido de que se lo leyera en uno de sus programas.

"... Desde que las insignias se llaman pins, los maricones gays, las comidas frías lunchs, y los repartos de cine castings, este país no es el mismo: ahora es mucho, muchísimo más moderno.

Antaño los niños leían tebeos en vez de comics, los estudiantes pegaban posters creyendo que eran carteles, los empresarios hacían negocios en vez de business, y los obreros, tan ordinarios ellos, sacaban la fiambrera al mediodía en vez del tupper-ware.

Yo, en el colegio, hice aerobic muchas veces, pero, tonta de mí, creía que hacía gimnasia. Nadie es realmente moderno si no dice cada día cien palabras en inglés. Las cosas, en otro idioma, nos suenan mucho mejor.

Evidentemente, no es lo mismo decir bacon que panceta, aunque tengan la misma grasa, ni vestíbulo que hall ni inconveniente que handicap... Desde ese punto de vista, los españoles somos modernísimos. Ya no decimos bizcocho, sino plum-cake, ni tenemos sentimientos, sino feelings.

Sacamos tickets, compramos compacts, comemos sandwiches, vamos al pub, practicamos el rappel y el raffting, en lugar de acampar hacemos camping y, cuando vienen los fríos, nos limpiamos los mocos con kleenex.

Esos cambios de lenguaje han influido en nuestras costumbres y han mejorado mucho nuestro aspecto. Las mujeres no usan medias, sino panties y los hombres no utilizan calzoncillos, sino slips, y después de afeitarse se echan after shave, que deja la cara mucho mas fresca que el tónico.

El español moderno ya no corre, porque correr es de cobardes, pero hace footing; no estudia, pero hace masters y nunca consigue aparcar pero siempre encuentra un parking.

El mercado ahora es el marketing; el autoservicio, el self-service; el escalafón, el ranking y el representante, el manager. Los importantes son vips, los auriculares walkman, los puestos de venta stands, los ejecutivos yuppies; las niñeras baby-sitters, y hasta nannies, cuando el hablante moderno es, además, un pijo irredento.

En la oficina, el jefe esta siempre en meetings o brain storms, casi siempre con la public-relations, mientras la asistant envía mailings y organiza trainings; luego se irá al gimnasio a hacer gim-jazz, y se encontrará con todas las de la jet, que vienen de hacerse liftings, y con alguna top-model amante del yoghurt light y el body-fitness.

El arcaico aperitivo ha dado paso a los cocktails, donde se jartan a bitter y a roast-beef que, aunque parezca lo mismo, engorda mucho menos que la carne.

Ustedes, sin ir más lejos trabajan en un magazine, no en un programa. En la tele, cuando el presentador dice varias veces la palabra O.K. y baila como un trompo por escenario la cosa se llama show, bien distinto, como saben ustedes, del anticuado espectáculo; si el show es heavy es que contiene carnaza y si es reality parece el difunto diario El Caso, pero en moderno.

Entre medias, por supuesto, ya no ponen anuncios, sino spots que, aparte de ser mejores, te permiten hacer zapping. Estas cosas enriquecen mucho. Para ser ricos del todo, y quitarnos el complejo tercermundista que tuvimos en otros tiempos, solo nos queda decir con acento americano la única palabra que el español ha exportado al mundo: la palabra SIESTA."

Algo curioso

Sgeun un etsduio de una uivenrsdiad ignlsea, no ipmotra el odren en el que las ltears etsan ersciats, la uicna csoa ipormtnate es que la pmrirea y la utlima ltera esten ecsritas en la psiocion cocrrtea. El rsteo peuden estar ttaolmntee mal y aun pordas lerelo sin pobrleams. Etso es pquore no lemeos cada ltera por si msima snio la paalbra cmoo un tdoo. Pesornamelnte me preace icrneilbe.

El spanglish invade Estados Unidos: la lengua hot

El Mercurio, Santiago de Chile, Viernes 2 de Agosto de 2002
Marcela Aguilar

Deliverar grocerías no es pensar cochinadas, sino repartir abarrotes. Del inglés, to deliver groceries. Vacunar la carpeta es aspirar la alfombra. Por to vacuum the carpet. No son ideas de una mente afiebrada, sino frases de uso común en el reino del spanglish. Allí donde la gente introduce a los amigos, en vez de presentarlos, atiende a las fiestas en vez de asistir a ellas, aplica a los trabajos, en vez de postular y janguea (por hang on, flojear) no día por medio, sino cada otro día, por every other day.

En este mundo, diseminado entre Los Ángeles, Miami, Texas, Nueva York y otras ciudades donde los hispanos se han transformado en primera minoría, es posible oír en las radios de barrio a locutores que chapurrean aceleradamente: "Hi, my brothers. La próxima media hora es auspiciada por la washetería González, donde tus camisas quedan más blancas. Have a nice day!", y luego escuchar una canción del puertorriqueño Ricky Martin, como Livin' la vida loca, o el Gimme todo el poder, de los mexicanos Molotov.

Pero el spanglish no sólo está ahí, sino que llegó hace rato a la literatura. La puertorriqueña Ana Lydia Vega publicó "Pollito chicken" en un volumen de cuentos femeninos, titulado Vírgenes y mártires. En él la protagonista, Suzie Bermúdez, regresa a Puerto Rico de vacaciones, después de diez años de vivir en Nueva York, y lo único que quiere es pasar por gringa."Al llegar, se sintió all of a sudden como un frankfurter girando dócilmente en un horno de cristal. Le faltó aire y tuvo que desesperately hold on la imagen del breathtaking poster para no echar a correr hacia el avión. La visión de aquella vociferante crowd disfrazada de colores aullantes y coronada por kilómetros de hair rollers la obligó a preguntarse si no era preferible coger un bus o algo por el estilo y refugiarse en los loving arms de su Grandma en el countryside de Lares. Pero on second thought se dijo que ya había hecho reservations en El Conquistador y que Grandma bastante bitchy que había sido after all con ella y mother diez años ago".

Para 2050 se proyecta que el 20 por ciento de la población estadounidense será de ascendencia latinoamericana. Hoy viven en ese país 35,3 millones de inmigrantes hispanos documentados, más unos 8 millones de ilegales que no sólo mezclan palabras en español e inglés, sino que inventan sus propios términos, todos los días.

Nuestro columnista Samuel Silva explica desde Miami ­donde la lengua más hablada es el español­: "El spanglish se va generando porque uno recibe mucha información en inglés. Entonces la sinopsis de la película se transforma en el trailer, por ejemplo. Claro que se llega a un extremo de cosas ridículas, como que una ganga es una pandilla, por gang. Ahora, como los chilenos somos una colonia chica, conservamos súper bien el límite entre los idiomas. A lo más podemos decir parquear por estacionar, pero el lenguaje de la tribu se conserva bastante. A nivel de medios, los de menor nivel cultural son los que más difunden el spanglish".

Quienes saben inglés usan el nuevo dialecto en son de broma. Como el chiste que corrió en Chile hace un tiempo, eso de between no more (que por separado significan "entre" y "no más") o el with father, "con padre", de Cantinflas. Hoy los hispanos dicen te llamo para atrás, una traducción literal de I call you back ("te llamo de vuelta"). Pero quienes no manejan el inglés hablan así sin saber por qué. Para ellos, se trata de un nuevo dialecto.

"La mayoría de los spanglishparlantes es de clase baja. No reconocen el origen semántico de su vocabulario", asegura Ilan Stavans, el escritor mexicano que hace unas semanas escandalizó a la Real Academia Española con una traducción al spanglish del primer capítulo del Quijote.

"In un placete de La Mancha, of which nombre no quiero remembrearme, vivía, not so long ago, uno de esos gentlemen who always tienen una lanza in the rack, un buckler antiguo, a skinny caballo y un grayhound para el chase. A cazuela with más bone than beef, carne choppeada para la dinner, un omelet pa' los sábados, lentil pa' los viernes y algún pigeon como delicacy especial pa' los domingos, consumían tres cuarters de su income", comenzaba la traducción digna de Cantinflas que Stavans improvisó durante un programa radial en Cataluña, para responder a un académico de la lengua española que aseguró que el spanglish no podría tomarse en serio hasta que produjera su propio Quijote. Más tarde fue publicada en el diario español La Vanguardia.

"Gocé mucho con ese ejercicio. Intenté hallar un spanglish estándar, comparable al español que se utiliza en las cadenas Telemundo y Univisión", explica Stavans desde su oficina en el Amherst College, en Massachusetts, donde dicta clases de español y, desde el año pasado, tiene una cátedra ­en inglés­ sobre spanglish. También está a punto de lanzar un diccionario de este dialecto, con más de seis mil palabras. "Estamos siendo testigos del nacimiento de una cultura mestiza nueva. Con la traducción del Quijote, con mi diccionario, mi objetivo no es defender al spanglish, sino entenderlo como parte de este mestizaje", asegura.

­¿Cree que el spanglish se convertirá en un idioma?

"Me interesa mucho menos el futuro que el presente. El spanglish está en todas partes donde hay latinos. Se trata de una revolución cultural. La minoría hispánica al norte del Río Bravo es una extensión de la América Latina en Estados Unidos. Pero también es algo más: una nueva civilización, ni anglosajona ni hispánica, cuyo vehículo de comunicación es el spanglish. El lingüista Max Weinreich afirmó hace décadas que un dialecto es lo mismo que una lengua, pero sin ejército que lo defienda. El spanglish está aún en pañales, pero comienza a modelar su ejército en forma de cadenas radiales y televisivas, y, por supuesto, del internet".

La amenaza

Lo latino está de moda en Estados Unidos. Jennifer López ya no sabe qué más vender con su nombre: todo se agota entre sus seguidoras. La Cámara de Comercio Hispana de Estados Unidos calcula que el poder de compra de los latinos es de 458 mil millones de dólares y crece a un ritmo del 7,6 por ciento anual. Y la influencia de los inmigrantes latinoamericanos es tan grande que hasta un republicano como George W. Bush debió coquetearles para conseguir sus valiosos votos. Aprendió español ­sin spanglish­ y se esforzó por mostrar sus avances en cuanta reunión con mariachis y enchiladas le organizaron. Los analistas dijeron que fue el electorado latino el que definió su victoria. Y las nuevas elecciones en perspectiva (de legisladores, en noviembre) lo han obligado a no perder de vista a los hispanos, por lo que ha favorecido un relajo en la política migratoria desde el sur.

Sin embargo, tipos más conservadores que él piensan que la influencia latina es el preludio de la debacle. En su libro La muerte de Occidente, el ex candidato presidencial republicano Pat Buchanan las emprende contra los inmigrantes hispanos, porque, asegura, ellos no tienen intención de integrarse a la "cultura norteamericana", o lo que él entiende por ella, partiendo por aprender el idioma. "El separatismo está triunfando sobre la integración. El batido se ha transformado en una ensalada. Y el impacto sobre la sociedad americana, su política y su cultura será devastador", advierte.

Y en un reciente artículo sobre Los Ángeles, atribuye todos los problemas económicos y delictuales de la ciudad a su alto índice de población hispana. "La Reconquista está ad portas (...). Cuando más de la mitad de la gente del condado de Los Ángeles no habla inglés en su casa, no escucha la misma radio y los programas de TV, no comparte la misma historia heroica ni los feriados, ¿podemos realmente decir que los americanos somos aún un pueblo? ¿Qué tenemos en común con estos tipos que nos hace una sola nación?".

Si bien su perspectiva es extrema, refleja el malestar que aqueja a algunos grupos de estadounidenses que se sienten amenazados por esta intensa migración. De hecho, en varios estados se han organizado grupos de english only, que incluso han conseguido que se dicten normas para sancionar a quienes instalen letreros o avisos en otro idioma. María Cobarrubias, dueña de un almacén en Atlanta, contó a The Washington Post que debió pagar una multa y cambiar el nombre, de supermercado a supermarket. "Esto nos quitará clientes. Pensarán que ya no tenemos productos mexicanos", reclamaba la mujer. No sólo hispanos han sido perjudicados, sino también muchos "americanos típicos" que han sabido hacer negocios con este creciente grupo de consumidores. Son estos empresarios los que han influido para que, después de un tiempo, las normas de english only sean letra muerta en numerosas ciudades.

Pero el temor permanece, amparado por generalizaciones. Como bien lo resalta Buchanan, dos de cada tres inmigrantes mexicanos (que son el 60 por ciento del total) no han completado la secundaria, mientras entre los nacidos en Estados Unidos la proporción es de uno entre diez. Debido a esta diferencia en la capacitación, los recién llegados ganan menos y pagan menos impuestos. Según el Centro de Estudios sobre Inmigración, el gasto fiscal que genera durante toda su vida uno de estos trabajadores (impuestos comparados con servicios usados) es de 55.200 dólares.

Sin embargo, esta realidad no es extrapolable a todos los inmigrantes. Los cubanos y sus descendientes tienen el mismo nivel educacional que el promedio de la población estadounidense. Lo mismo ocurre con los inmigrantes sudamericanos. El 65,7 por ciento tienen título universitario, y entre sus descendientes la proporción aumenta al 83,3 por ciento.

Carolina Miranda es un ejemplo. Hija de chilenos, se crió en Estados Unidos, fue a la universidad, trabajó varios años en la revista Time y hoy es una de las editoras de la revista Latina, que vende 250 mil ejemplares cada mes. Es su primera experiencia de trabajo en spanglish, ya que en la Time era una redactora más. "Sin duda hay excepciones, pero la mayoría de los hispanos sí desea integrarse y hablar inglés y vivir una realidad estadounidense y salir adelante. En estados como California, Texas y Arizona se ven hispanos que llevan generaciones en este país y están muy integrados en todo, desde lo político hasta el mundo del espectáculo", asegura desde su oficina en Nueva York.

Claramente, los más reacios a integrarse son los que tienen menos herramientas para hacerlo. Como los mexicanos que Richard Rodríguez, escritor y compatriota suyo, vio encerrados en cinco o seis cuadras de Los Ángeles. A ellos les preguntó: ¿por qué se encierran?

"Tu granny, tu abuelita, caminó miles de kilómetros para llegar aquí. Ella violó las fronteras, se movió de un lenguaje a otro, de un pueblo del siglo dieciséis a una ciudad del siglo veinte, ¿y tú te encierras en cinco cuadras? No sabes nada de México, man. Has trivializado México. Eres un tonto si piensas que México son cinco cuadras".

Ser "brown"

Por años Rodríguez ha defendido la idea de que los países latinoamericanos son producto de una fusión de diversas culturas, y que por tanto este proceso forma parte de su idiosincrasia. No hay nada que defender, dice. La asimilación es un hecho, como el océano Pacífico. "Nadie puede estar a favor o en contra del océano", asegura.

"Si realmente quieren mantener su cultura, debieran perder el miedo a impregnarse del inglés y americanizarse. Debieran ser mucho más positivos acerca del futuro, y mucho menos temerosos. Eso es lo que significa ser mexicanos", afirmó a la revista The Sun.

Rodríguez ha sido criticado por su docilidad ante la integración. En una reciente charla suya en California, sus detractores pegaron carteles fuera de la sala de conferencias, en que lo acusaban de "traidor a la raza".

Pero él insiste en su percepción de que el único camino es que ambos grupos, el de los nacidos estadounidenses y el de los inmigrantes, dejen de temerle a una fusión que es imparable. Esa es la tesis de su reciente libro, Brown: el último descubrimiento de América. En él explica que ser brown no es ser moreno, sino mestizo, como la mezcla que se produce cuando los lápices de cera se derriten al sol. Los latinoamericanos son brown, el resultado de varios siglos de mestizaje.

"Es lo que también ha ocurrido en Estados Unidos, pero que por mucho tiempo la sociedad no quiso reconocer", dice Rodríguez. Recuerda que, por ejemplo, Colin Powell se definía como descendiente de indios navajos, pero todos insistían en calificarlo como afroamericano.

Por eso, Rodríguez rechaza la categoría de "hispano" para los latinoamericanos, porque, dice, "la mayoría de los estadounidenses piensa que los hispanos vienen de algo así como una isla llamada Hispaniola, donde todos tienen dedos pequeños y las mujeres se adornan con rosas detrás de las orejas, donde los hombres son amantes cariñosos y usan zapatos talla 38. Pues les aseguro que no hay una raza hispánica, en ninguna parte del mundo".

Lo que él pronostica es que la cultura estadounidense logrará asimilar a todos estos inmigrantes. Pero, claro, no saldrá indemne del proceso. Será cada vez más una cultura brown, y su idioma, si bien seguirá siendo el inglés, estará impregnado de palabras y expresiones latinoamericanas.

Algo así es lo que pretende reflejar Latina, la revista en que trabaja Carolina Miranda. "I've had sex. And I still do. Sí, mamá, outside of marriage. I'm not a mujer decente", confesaba a su madre la escritora Angie Cruz en la última edición.

"Fue una decisión muy natural usar español e inglés en los titulares y los artículos", explica Carolina. "Yo, por ejemplo, domino el inglés, pero hay algunas frases en español que expresan mis sentimientos mucho mejor. Mi tío Martín siempre es tío, nunca auncle. Lo familiar se describe en español y lo laboral se conversa en inglés. Entre amigos y ambientes informales, todo esto se mezcla. Vivimos en dos realidades psicológicas y el idioma es parte de eso", asegura.

Carolina piensa que el inglés "definitivamente se hispanizará. Este país es una mezcla muy increíble de todo tipo de razas, idiomas y culturas. Ya existen influencias francesas (Louisiana), holandesas (Nueva York), inglesas (Boston), noruegas (Wisconsin) y africanas (por todo el sureste y grandes ciudades como Nueva York), y siempre ha habido una influencia mexicana en estados como California, Arizona, Nuevo México y Texas. Lo hispano se integrará como toda otra cultura que se ha integrado a este país. Pero tengo claro que dejaremos una gran huella".

Riqueza del idioma: No hay lengua pequeña

George Steiner

Tomado de: Diario El Mercurio. Santiago de Chile, Sábado 20 de Abril de 2000

Encontramos el leitmotiv de una lengua adánica en incontables versiones, desarrolladas en la teología, en la liturgia, en los mitos. En el momento de su creación, el hombre hablaba de una lengua de origen divino. El habla era idéntica a la realidad. Por lo tanto, existía la posibilidad de la comunicación directa con Dios, de la comprensión directa de su discurso. Esta lengua única, es de suponer, habría sido suficiente para toda la humanidad, si los hijos de Adán y Eva hubiesen vivido en el Paraíso, si no hubiera existido el pecado original y la expulsión del Edén (...). Llegó la segunda caída de Babel, con la desintegración de una lengua adánica y unificada en un sinfín de lenguas incomprensibles entre sí. Apenas existe una mitología o leyenda cultural conocida que no incluya alguna versión de la historia de Babel. Las causas del desastre se narran de muchas maneras: un crimen contra los dioses, un descuido fatídico, un accidente misterioso. (...).

El sueño de reparar los daños, de restablecer la condición humana de la unidad prebabélica no ha cesado nunca. (...). El griego clásico aspiraba a la singularidad y supremacía en contraste con el "chapurreo bárbaro". Con el Imperio Romano y la Iglesia Católica, el latín se esmeró en demostrar lo obvio que era su derecho a la universalidad, a la auctoritas legislativa sobre la humanidad. Los teólogos calvinistas argumentaban la pureza y la proximidad del holandés a los orígenes predestinados del hombre. De modo perenne han albergado los franceses la sospecha de que Dios habla francés. Carlos V expresó la misma creencia en cuanto al castellano.

Sin embargo, según iba quedando claro que ninguna lengua natural iba a restaurar la armonía y el acuerdo universal, se empezó la búsqueda de una interlingua artificial, de un sistema lingüístico que todos los hombres desearan compartir. Desde el siglo XVII, este sueño ha ocupado grandes mentes y energías. Hoy, por primera vez, esta lengua mundial inunda el planeta. Es el angloamericano, que - en virtud de su dominio económico, comercial, tecnológico y de los medios de comunicación- pronto hablarán tres quintas partes de la especie humana como primera o segunda lengua. (...).ÊLos beneficios son evidentes. Se facilitan enormemente el comercio internacional, el progreso conjunto de la ciencia y de la tecnología, el almacenamiento y accesibilidad de la información, la organización del ocio y del deporte a escala global y el viajar. Un piloto turco aterriza sin problemas cuando habla en angloamericano con un controlador aéreo japonés. En la India, los especialistas en oncología, divididos de otro modo por sus cuatrocientas lenguas, pueden trabajar juntos hablando inglés. Mediante el angloamericano los satélites de comunicación pueden contribuir a superar el fanatismo político e ideológico y la censura de regímenes retrógrados y despóticos. La reclusión en solitario del espíritu humano se está convirtiendo en algo cada vez más difícil de imponer.

No son menos evidentes los peligros, las pérdidas. Cuando muere un idioma, muere con él un enfoque total - un enfoque como ningún otro- de la vida, de la realidad, de la conciencia. Cuando un idioma es arrasado o reducido a la inutilidad por el idioma del planeta, tiene lugar una disminución irreparable en el tejido de la creatividad humana, en las maneras de sentir el verbo esperar. No hay ninguna lengua pequeña. Algunas lenguas del desierto de Kalahari tienen más matices sobre el concepto de futuro, del subjuntivo, que aquellos de los que disponía Aristóteles. Lejos de ser una maldición, Babel ha resultado ser la base misma de la creatividad humana, de la riqueza de la mente, que traza los distintos modelos de la existencia. (...). De modo incluso más drástico que la actual destrucción de la flora y de la fauna, la eliminación de las lenguas humanas - se calcula que podrían quedar unas cinco mil de la veinte mil que existían hasta hace poco- amenaza con vulgarizar, con estandarizar los recursos internos y sociales de la especie humana.

Por lo tanto, no me consta que haya un problema más urgente que el de preservación del don de lenguas del Pentecostés, el de la défense et illustration, por usar una expresión conocida del Renacimiento, de cada idioma sin excepción, por muy reducido que sea el número de sus hablantes, por muy modesta que sea su matriz económica y territorial. Aprender un idioma, leer sus clásicos, contribuir a su supervivencia, aunque sea en modesta medida, es ser más que uno mismo.

Y sin embargo aquí subyace una contradicción. La autonomía lingüística, la determinación de sus hablantes de preservar su identidad, de mantener vivo su patrimonio presionado por un orden planetario cada vez más estandarizado también es fuente de odio y de violencia. Poco más de medio siglo después de las masacres y barbaries suicidas de dos guerras mundiales, cunden los conflictos étnicos en nuestra Europa. En ellos, los idiomas juegan un papel decisivo y atávico. La limpieza étnica - una expresión espantosa- a menudo es organizada y desencadenada alrededor de la limpieza lingüística. Los intereses racistas y totalitarios prohíben la enseñanza y la publicación en lenguas minoritarias. Intentan arrancar de cuajo la fuerza de los recuerdos y de la esperanza inherentes a un idioma. No es en Oviedo donde debo decir más sobre los Balcanes, sobre Irlanda del Norte o sobre tragedias más cercanas a este lugar.

¿Cómo resolver estas contradicciones fatídicas? ¿Có-mo conciliamos el instrumento imprescindible de la creatividad humana y de la dinámica de la historia, implícita en un idioma, con la necesidad igualmente imprescindible de la convivencia, de la tolerancia étnica y de la cooperación? Sólo la educación, sólo el multilingüismo permitido, alentado en la primera infancia, en las escuelas primarias, ofrece alguna posibilidad de solución. Esta paradoja y problema inextricable tiene una especial importancia inmediata aquí, precisamente, porque el español sólo es superado hoy en día por el angloamericano en cuanto a su carácter expansionista - he ahí el ejemplo de los Estados Unidos Hispanos- , y, sin embargo, sufre a la vez amargos conflictos internos y reivindicaciones independentistas locales y el apartheid.

No tengo ninguna solución. Un idioma criollo global de los medios de comunicación basado en el inglés americano es una perspectiva demoledora. Igual de demoledora es la continuación de los regionalismos encendidos y odios lingüísticos. Que los que son más sabios que yo traten esta cuestión. Es urgente. (...).

Extracto del discurso pronunciado en Oviedo (España), al recibir el Premio Príncipe de Asturias 2001.